lunes, 27 de abril de 2015

Los juguetes no entienden de sexo

Si echo la vista atrás, tengo recuerdos de una infancia en la que jugué con muñecas, con tazas de café y teteras, con barbies "perfectas" de talla 90-60-90 que tenían descapotable y un amplio armario de modelitos que enfundarse. Tengo recuerdos de fregonas y escobas de juguete, de kits de maquillaje para niñas, de muñecos Pinypon, de carritos, cunitas y casitas de muñecas. Tengo recuerdos de muñecas "meonas" a las que cambiar el pañal, de la comba y el elástico, de canciones con las que jugar a la pelota, de juegos de palmitas y de una bicicleta rosa.

Doy gracias a que también recuerdo que nadie me prohibió jugar con los soldaditos de plástico de mis tíos con quienes crecí como si fueran mis hermanos mayores, ni con el monopatín de uno de ellos, ni con sus juegos de mesa, ni las canicas, ni los coches de carreras, ni el fuerte de los Playmobil, ni con el barco pirata, ni con la colección de animales que fue de mi padre. También agradezco la cantidad de mundos que me descubrió mi madre inculcándome el amor por la lectura; colecciones enteras de cuentos primero, novelas después, teatro gracias al colegio y algunos libros de poesía también.

Es posible que como consecuencia de tener una mente abierta no puedo evitar sorprenderme de que el mundo y algunas jugueterías puedan seguir estando divididas en juguetes de niña y niño, de que nos asombremos porque un niño se interese por jugar a las muñecas, de que no pensemos en regalarle a una niña un kit de construcciones, unas herramientas o un camión de bomberos. De que el rosa siga considerándose femenino, y de que si un bebé va vestido de azul asumamos que es un varón. Hoy el mundo es menos sexista de lo que lo era antes, pero aún no lo hemos cambiado lo suficiente. Todavía quedan tópicos que derribar y princesas a las que descubrir que no les hace falta un príncipe azul para ser felices.

A mi hija, y si me dejas a la tuya, quiero decirle que ella puede usar un destornillador, un taladro o un serrucho, que puede cambiar una bombilla, arreglar un enchufe y pintar las paredes de su casa. Por supuesto que todo eso se hace mejor en compañía, pero quiero que sepa que ella es y será capaz de hacer cada cosa que se proponga, es inteligente y capacitada y no tiene que depender de ningún hombre, y no por eso va a ser menos mujer, sino al contrario, estará siendo más persona. También quiero que aprenda a cocinar, a lavar, a planchar, a coser un botón y a hacer tartas de cumpleaños, pero sólo porque el cúmulo de las primeras y las últimas cosas es lo que le hará ser más independiente; y sí, todo eso también se hace mejor en compañía.

Eso es lo que yo le diría a mi hija, pero también a mi hijo si lo tuviera. A un hombre también hay que educarle para ser válido, independiente y suficiente por sí mismo. No porque juegue con muñecas, con cocinitas y porque haga como que compra en el supermercado nos va a salir "mariquita", ¿pero y si sale qué? ¿vamos a querer menos a nuestro hijo porque decida que le gustan los hombres? ¿Dejaremos de hablar a nuestra hija porque se sienta atraída por mujeres? Estamos en el siglo XXI y algo que caracteriza al ser humano es la evolución, así que hagamos gala de ella y seamos más transigentes, tolerantes y comprensivos, especialmente con nuestros hijos que nos necesitan y requieren de nuestro apoyo moral para llegar a ser las grandes personas que esperamos de ellos.

Pero volviendo a la idea primera, no, el niño no va a ser menos hombre por hacer cosas que hasta ahora habíamos catalogado como "de mujeres", porque en realidad no son cosas de mujeres, sino cosas de personas involucradas en las tareas de la casa, de individuos implicados en el cuidado de los demás, y por qué no, de sí mismos; ya que en ellos también redundan las tareas domésticas. Cuando juegan están aprendiendo, repiten roles que ven en los adultos, en cierta forma están "jugando a ser mayor" y a tener responsabilidades, algo que en ese preciso momento no lo ven como tal, sino como mero entretenimiento. En una casa viven hombres y mujeres, niños y niñas, y para que todos convivan y todos sean capaces de poder elegir qué quieren hacer en la vida tienen que aprender a hacer de todo, y si no al menos a saber que todas esas tareas son parte de la cotidianidad. Que si no las hacen sea por elección propia, no porque alguien les diga que no pueden hacer esto o lo otro por ser hombre o mujer.

Depende de nosotros -de los padres- que el día de mañana nuestros hijos sigan evolucionando y ayuden a otras personitas a continuar la tarea. Somos responsables de que el rosa no sea solo un color de niñas y el azul se relacione directamente a los niños, en nuestra mano está el cambiar esos esquemas que aprisionan la creatividad y la disposición innata de nuestros hijos, así que no les pongamos barreras, ni etiquetas, ni mermemos su creatividad; no les hagamos envejecer de golpe, y si podemos, preservemos el espíritu de niño que llevan dentro. ¿Cómo lo hacemos? encontrando al nuestro. Buscad bien, estoy segura de que si aún estáis leyendo esto, todavía no os ha abandonado. :-)


sábado, 25 de abril de 2015

Diez trucos "de abuelas" para averiguar el sexo del bebé


He conocido pocos padres en mi vida que quisieran dejar el sexo del bebé como sorpresa hasta el día del juicio final, digo... del parto. La mayoría de las parejas que se han cruzado en mi camino, y por supuesto en mi caso también, han querido saber si el retoño sería niño o niña. La excusa es que de esa forma nos planificamos mejor durante el embarazo y podemos empezar a elegir nombres y decoración en la habitación, o colores y diseños en la ropa. Lo cual, pensándolo fríamente, lo encuentro algo sexista. Pero es que por mucho que nos declaremos super progres y modernos, la realidad es que al final con el celeste y el rosa somos tan arcaicos como la idea de que la mujer es la que se tiene que quedar en casa cuidando de los niños y fregando la casa.

Pero la idea de este post no es meterme a analizar los roles que les otorgamos a nuestros hijos desde la cuna, lo cual sería un tema interesante que me guardaré para otro momento. El tema que me trae hoy frente al teclado es la manera en la que algunas mujeres intentan averiguar el sexo del bebé. Muchas de estas han sobrevivido generación tras generación a pesar de no ser 100% fiables.

1. La forma de la barriga: Esta puede ser una de las técnicas más extendidas y la que más se observa en la creencia popular. Se piensa que si la gestante tiene la barriguita redondeada espera una niña, mientras que si la barriga es picuda espera un niño. Yo por mi parte creo que la forma dependerá mucho de la constitución de la madre, aunque hay quien consigue acertar de esta manera...

2. Pies fríos: Otra de las teorías que rondan entre las más supersticiosas es que si en el embarazo tus pies siempre están fríos esperas un niño, mientras que si se mantienen calientes serás madre de una niña.

3. El remolino de tu primer hijo: Este método no es apto para mamás primerizas, ya que dependerá de la disposición del cabello del bebé anterior. Si tiene un remolino en el centro de la cabeza lo próximo que tendrás será una niña, si por el contrario el remolino está a un lado o uno a cada lado, lo que esperas es un niño.

4. La cintura: Dicen que si la embarazada pierde pronto la cintura será una niña, sin embargo si lo que esta por venir es un niño, la madre guardará la forma de la cintura incluso cuando la barriguita tenga un tamaño considerable

5. La cara de luna: Las abuelas afirman que si a la futura madre se le redondea la cara lo que espera será una niña, mientras que si mantiene las facciones intactas será un niño. Esto es algo similar a la creencia popular de que las niñas roban la belleza a las madres, por eso si el aspecto de la embarazada empeora en este periodo, habrá quien piense que en el útero se aloja una niña.

6. Los pezones: Cuando se espera un varón hay quien piensa que los pezones de la madre se vuelven más oscuros, mientras que si mantienen su color espera una niña.


7. La prueba del bicarbonato: Se piensa que mezclando la orina de la embarazada con una cuchara de bicarbonato sabremos si es niño o niña por la reacción que se produzca al mezclar estos dos elementos. Si no sucede nada esperamos una niña, mientras que si la mezcla burbujea estaremos esperando un varón.

8. El péndulo: Para este truco, a falta de péndulo se puede usar un anillo atado a una cadena. Consiste en sostener el "péndulo" con la mano derecha sobre la mano izquierda, y tras levantarlo tres veces observaremos su movimiento. Si oscila de lado a lado será niño, y si lo hace en círculos será niña. La teoría es que el péndulo, además, te dirá cuántos hijos vas a tener y en el orden en que estos vendrán, ya que cuando termine de "leer el futuro" se detendrá.

9. La otra versión del péndulo: Esta vez la creencia popular dice que hay que sostener el anillo atado a la cadena sobre la barriguita de la futura mamá, los movimientos indicarán lo mismo que en el truco anterior: si se mueve de lado a lado es niño y si lo hace en círculos es niña.

10. La tijera y el cuchillo: La última prueba que os presento consiste en pedirle a alguien que nos prepare dos sillas con un cojín cada una. Bajo el cojín esconderán, en un asiento, la tijera, y en el otro, el cuchillo. Si nos sentamos sobre la silla que esconde el cuchillo será que esperamos niño, mientras que si nos sentamos sobre las tijeras estaremos esperando una niña.

Personalmente no soy muy supersticiosa y la verdad es que me dejo llevar poco por estos métodos, creo que soy de las que prefiere esperar a la ecografía y contar con que haya suerte para que la criatura se deje ver; aunque siempre nos pueden servir para reírnos un rato. De todas formas sé que muchas mamás confían en estas técnicas que pasan de generación en generación, y seguro que hay muchos otros métodos que desconozco. ¿Y vosotros? ¿Conocéis alguno más?


viernes, 17 de abril de 2015

Al rico helado

Ahora que va llegando el buen tiempo y empiezan a apetecer cosas frías más que calientes, qué mejor que un rico helado del sabor que se nos antoje, ya que el mercado cada día es más amplio. Con muchos nutrientes y fácil de digerir, el helado es un postre que no solamente se toma en verano, aunque es entonces cuando más se populariza; y lejos de ser un invento gastronómico moderno, los babilonios y persas ya disfrutaron de esta provocación para el paladar. Hoy nos hemos puesto manos  a la obra con una receta muy fácil que nos ha llevado tan solo cinco minutos para degustar este postre frío, tan rápida y sabrosa que os va a sorprender, y os hará quedar como reyes en la cocina.

INGREDIENTES
250 gramos de fruta congelada, en este caso frutas del bosque
250 gramos de queso mascarpone 
2 cucharadas de azúcar

Con las cantidades mencionadas salen unas tres o cuatro tarrinas individuales, dependiendo de la capacidad del recipiente. El proceso es tan simple como colocar todos los ingredientes en una picadora y batir bien hasta que todo se haya mezclado y quede una pasta uniforme, tanto como os guste, ya que si os apetece encontrar trozos de frutas en el helado no hace falta que os esmeréis demasiado en batir. 

Una vez hecha la mezcla, rellenad los vasos que usaréis como recipiente y tapadlos con film transparente o con una tapa, en caso de que estéis usando contenedores herméticos. Para degustar solo hace falta refrigerar durante media hora en el congelador, y si lo tenéis más tiempo acordaos de sacar el helado unos cinco o diez minutos antes de la nevera, para que la textura sea más cremosa.

Si queréis hacer más cantidad recordad que usareis el mismo peso de queso que de fruta. Con el azúcar siempre podréis jugar a vuestro antojo ya que dependerá de si os gustan más o menos dulces. Aunque no olvidéis que una vez vayáis a saborear vuestro helado podréis ponerle siropes o barquillos de galleta a vuestro gusto. Y ahora, ¡¡¡a disfrutar!!! 




martes, 14 de abril de 2015

Celiaco no es sinónimo de adinerado

El pequeño Carlos con siete años no sabe lo que es ir a comprar chucherías a un kiosco. Elegir unas cuantas de entre sus favoritas y ver pacientemente como se llena la bolsa de gominolas es una imagen que vive en su mente, copiada de la que visualiza en otros niños, pero no por propia experiencia. Reyes, su madre, actualmente es ama de casa y también madre de una niña de doce años. Desde hace cinco años sus vidas han cambiado, cuando Carlos fue diagnosticado con celiaquía. Desde entonces, debido a este problema alimenticio, Reyes se ve obligada a mirar cada etiqueta de los productos del super para comprobar los ingredientes y asegurarse de que entre ellos no se encuentra el gluten. Y si hablamos de salir a comer en familia o con amigos, les da más quebraderos de cabeza que plantear el menú en casa, ya que solo tienen unas pocas opciones sin poder improvisar demasiado, porque descubrir restaurantes nuevos puede ser un auténtico dolor de cabeza, además de un riesgo.

Un celiaco no puede absorber los nutrientes de la comida ya que su sistema inmune no tolera "el gluten de trigo, centeno, cebada y -según nos cuenta Reyes- casi seguro el de la avena. La enfermedad se transmite genéticamente, pero esto no significa que el portador (ya sea la madre o el padre) la hayan desarrollado. En nuestro caso vimos que algo no iba bien porque el niño tenía muchas diarreas, el vientre muy hinchado, pero a la vez estaba muy delgado y crecía poco. Y aunque su pediatra decía que no podía ser celiaco porque era un niño con muy buen humor, se equivocó", afirma esta madre sevillana.

Hipócrates, padre de la medicina moderna, fue el autor de la frase "que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina". Precisamente ese es el tratamiento de una persona con intolerancia al gluten. Así dicho parece tarea fácil; no hay pastillas, ni inyecciones, ni recetas médicas... pero tampoco hay subvenciones para costear el alto precio que un celiaco tiene que pagar para vivir. Y sí, digo vivir porque de su alimento depende su existencia, como la de cualquier otro ser vivo, pero a ellos no les vale lo primero que se encuentren en el frigorífico, su comida tiene que ser libre de gluten y, aunque el mercado en los últimos años se ha expandido ofreciendo más variedad de productos para los intolerantes al gluten -está claro, cada día son más, es imposible ignorarlo-, los precios siguen siendo desorbitados. "Alimentos tan corrientes como el pan, las galletas... cuestan tres o cuatro veces más que los que llevan gluten. Y ya si hablamos de tartas, croquetas, picos, magdalenas... ¡Uf! Un celiaco puede gastar el doble -dependiendo de su dieta- comparado con cualquier otro que no lo sea", advierte Reyes.

La familia de Carlos además de hacer un esfuerzo económico extra, también tiene que armarse de paciencia y dotes de investigación cuando de reservar unas vacaciones se trata. "En vacaciones como con los bares y restaurantes, normalmente tenemos una batería de sitios especializados o de confianza en los que te hacen algo especial. Preguntando si hay cosas sin gluten o si se le pueden hacer aparte, y si no pueden o no quieren nos vamos y ya está, no volvemos a pisar ese establecimiento", señala Reyes con aires de resignación.

Cuando le preguntamos si el gluten lo ha aparcado toda la familia, Reyes nos contesta que en su casa, "por comodidad, todo lo que se pueda comer sin gluten se come, exceptuando los productos más caros como el pan -que además de que no suele estar muy rico, su precio es escandaloso considerándose un artículo de primera necesidad-, las galletas, los picos, las magdalenas y poco más". Además también ha eliminado de su cocina la harina de trigo y el pan rallado y los ha sustituido por sus equivalentes sin gluten, "ya que estos productos resultan un riesgo de contaminación importante" como también ocurre con las chucherías que no están empaquetadas, por eso siempre las compran en bolsa cerrada y con la indicación de que están libres de esta proteína presente en la semilla de muchos cereales.

Después de todo Carlos era aún muy pequeño cuando fue diagnosticado, por lo que sus padres no lo han enfocado "como un problema, sino como otra forma de llevar la alimentación, que es de eso de lo que se trata. Aunque sí es cierto que esta manera conlleva además de más gastos, más trabajo -ya que a veces hay que hacer dos comidas-, y más cuidado para no contaminar los alimentos, pero poco más", asegura Reyes. Asimismo el niño se está educando en esos hábitos, por lo que no tiene con qué comparar, "no echará de menos algo que ha probado" como ocurre con los adultos afectados por esta intolerancia.

Según la Federación de Asociaciones de Celiacos de España (FACE) los españoles no cuentan con respaldo económico del Gobierno central, solamente encontramos tres comunidades que sí ofrecen alguna ayuda a las familias que sufren este problema. Según detallan en su página web son las siguientes:
  • Navarra: Según la ORDEN FORAL 197/2006, de 6 de septiembre, de la Consejera de Bienestar Social, Deporte y Juventud, se conceden ayudas a familias en cuyo ámbito existan uno o más enfermos celiacos. Se determinará el importe unitario de la ayuda en función de la cuantía del crédito presupuestario, del número de solicitudes y del número de enfermos celiacos por familia. La ayuda mensual por enfermo nunca podrá superar la cantidad de 90 euros mensuales.
  • Extremadura: Ayudas de la diputación de Cáceres para menores en riesgo de exclusión, consiste en el envío de lotes de alimentos. Ayudas GOBEX alimentarias para los celíacos con bajos recursos económicos, consiste en el envío de lotes de alimentos a las familias.     
  • País Vasco: La Diputación Foral de Bizkaia ofrece una ayuda económica (solo a residente de Bizkaia).
También adjuntan un listado de algunos países en Europa en los que los afectados reciben ayudas de sus gobiernos, sin embargo en esta lista no he podido encontrar el país en el que resido, Reino Unido.

Hoy voy a desvelaros algo del NHS (National Health Service, servicio nacional de salud de Reino Unido), una cosa que ni siquiera muchos de sus propios nativos conocen, pero de la que como residente -y periodista- me he percatado. Aquí, si eres diagnosticado con la enfermedad celiaca por un doctor, puedes obtener recetas del médico de cabecera con las que financiar ciertos alimentos básicos como son diferentes tipos de pan, cereales, galletas, harina e incluso bases de pizza, entre otros. Además el sistema sanitario cuenta con un servicio de repetición de recetas con el que el usuario no tendrá que volver a visitar al doctor cada vez que necesite "hacer la compra", y un dietista del Sistema Nacional de Salud orientará al paciente con su menú. Todo eso independientemente de que seas niño o adulto.

Por otro lado, para Escocia, Irlanda del Norte y Gales, las recetas son gratuitas; sin embargo para el resto del país -a excepción de aquellos que no pagan las recetas como son los menores de 16 años, las embarazadas, los que cobran prestaciones por desempleo o los jubilados- las prescripciones tienen un coste único de 8'20 libras (unos 11 euros), desde el 1 de abril de 2015, ya que anteriormente a esta fecha el coste era de 8'05. Para que luego pensemos que los ingleses vienen a España a usar nuestro -cada vez más deficitario- sistema de salud, ¿no será al revés?

¿Y qué cantidad de comida receta el médico? Esto es algo que no da mucho dolor de cabeza ya que viene estipulado en unas tablas según la edad, el sexo y la condición física de la persona. Por ejemplo; no es lo mismo que la receta sea para un niño, que necesitará menos calorías que un adulto, una embarazada o una madre lactante. Así que facilitar su tarea, el facultativo se encuentra con unas tablas en las que identificar las cantidades mensuales que le corresponde a cada individuo. Si soy sincera, teniendo que elegir, me quedo con el sistema inglés, que además cuenta con revistas y grupos de apoyo, que por suerte no he tenido que usar, pero con solo echarle un vistazo a la web dan la sensación de ser efectivos y brindar mucha ayuda a los afectados.

Tabla elaborada por Coeliac UK
https://www.coeliac.org.uk/document-library/378-gluten-free-foods-a-revised-prescribing-guide/

No podemos comparar a España con otros países europeos, y menos en el momento de crisis que sigue atravesando la nación; sin embargo este reportaje nace como reivindicación de cambio y progreso para las familias afectadas por la enfermedad celiaca; así como también nace a raíz de una petición lanzada en las redes sociales y de la que Mamá a la deriva se hizo eco hace unas semanas, animado a los seguidores de Facebook a firmar una solicitud para que el Gobierno español subvencione, al menos parcialmente, los costes de los alimentos libres de gluten, aunque "de momento no ha tenido efecto en ningún sitio, pero ojalá sirva para algo; ya que estos productos deberían estar al alcance de todo el mundo. Hay muchas familias que no pueden llegar a fin de mes, ¿y qué hace esa madre para que su hijo o hija coma lo que no le mata?, reflexiona Reyes apesadumbrada. Además advierte de que "todavía queda mucho camino por recorrer para que los niños celiacos puedan disfrutar igual que cualquier otro niño, ya que a veces el intolerante al gluten se queda mirando mientras los demás disfrutan de los helados, la tarta o las chucherías", de esta forma reclama mayor información y concienciación en el entorno del afectado, para evitar que se sientan diferentes o desplazados.

Si queréis apoyar la petición con vuestra firma la podéis encontrar haciendo click aquí: FIRMAR PETICIÓN. ¿Y vosotros qué pensáis? ¿Debería España seguir el modelo inglés?

domingo, 5 de abril de 2015

Belly painting, todo un arte

Celebrar que el embarazo va viento en popa a toda vela con una sesión de fotos es una actividad a la que cada vez más embarazadas se apuntan durante el último trimestre, pero algo más reciente y que también está causando sensación es el decorar las redondeadas formas de la barriguita de las mamás con el llamado arte gestante o belly painting. Y como no, la sesión de fotos ya se vuelve imprescindible para inmortalizar el arte de los dibujantes que se esmeran en llenar de colores la piel tersa del vientre materno.


El body painting ya causó sensación en pasarelas y pasacalles, pero ahora es turno de trasladar la moda a las madres. Belly Painting Madrid es una de las empresas de este sector que ofrece sus servicios en tres diferentes paquetes fotográficos, pudiendo acceder a ellos desde los 100 a los 200 euros. Luisi Ferrández y Lucas Salmerón son el tandem que conduce esta empresa que vio la luz hace cuatro años, durante el embarazo de la hermana de Luisi cuando estos dos amantes del arte y los niños se esmeraron con una bonita sesión fotográfica cuyo protagonista fue la barriguita del bebé Miguel y la mascota del mundial de fútbol del 82, Naranjito; "desde entonces Belly Painting Madrid ha ido creciendo hasta convertirse en lo que es hoy", comenta Luisi, maquilladora de profesión que comenzó compaginando su trabajo con el mundo de la animación infantil y los eventos, y ahora sus manos son el pincel de esta empresa, mientras que Lucas es el objetivo que retrata este día inolvidable. "Nos llena de alegría que los futuros papás y mamás compartan momentos de magia e ilusión con nosotros", confiesa. Para sus trabajos utilizan materiales con base de agua no tóxicas, perfectas para prevenir alergias y sin perfumes, favoreciendo que las madres se sientan más cómodas, ya que además son fáciles de retirar una vez finalice la sesión.


Otra de nuestras artistas es Susana Vicente Ortuño, integradora social en Elche, y aficionada a este maravilloso arte. Además de haber sentido en su propia piel los cosquilleos del pincel como modelo, cuenta que se aventuró a coger las riendas gracias a una amiga. "Ella realizaba maquillaje de cine, y en la fiesta de Moros y Cristianos consiguió despertar mi curiosidad" comenta; además es apasionada de la fotografía y se ha encontrado con el cocktail perfecto para llegar a los demás a través de su hobby. Una de sus últimas creaciones fue la que realizó para Noelia, que con siete meses de gestación decidió inmortalizar el momento en una sesión de fotos muy especial. Aunque el coste de este tipo de trabajos pueden rondar los 150 euros, Noelia estuvo de enhorabuena ya que Susana es su prima y no hubo dinero de por medio, aunque sí una cena para celebrar el trabajo bien hecho. "Ella sabe que hago fotos en mis viajes y también en celebraciones de familia, sabía que estaba en confianza -cuenta Susana-. Para inspirarme miré mucho por la red social Pinterest, pero la idea de pintar a Simba de El Rey León fue de Noelia, que desde que se quedó embarazada dice que Jordan, su hijo, es su león". Para esta sesión Susana comenta como el trabajo fue un poco improvisado. "Aunque me inspirase en los otros fotógrafos, es en la misma sesión donde van surgiendo nuevas ideas. Las fotos las tomamos en mi casa y creo que esta en la clave de que salga un resultado más personal, ya que un hogar tiene más calidez que un estudio", asegura Susana. La pintura que usaron durante la sesión es maquillaje al agua, pigmentos naturales no agresivos y con una simple toallita húmeda se borra el trabajo. "Como bien dice su nombre necesitas agua para trazar, es como acuarela pero más resistente, y para que la mamá estuviera más cómoda calenté un poquito el agua".

La sensación del pincel sobre la piel es algo a lo que no hay que temer, a menos que las cosquillas os superen, ya que es similar a un pequeño hormigueo que resulta agradable incluso para el bebé. "La verdad es que Jordan se movía en algunas zonas cuando pasaba el pincel, pero en ningún momento estaba nervioso, además pusimos música para que estuviera más relajado. Tardamos una hora más o menos en el trabajo de body painting aunque la sesión de fotos duró un poco más, alrededor de dos horas entre una cosa y otra", explica la artista.



Queremos agradecer a Belly Painting Madrid -a los que podéis encontrar también por Facebook en https://www.facebook.com/bellypaintingmadrid -
y a Susana Vicente Ortuño -Pikotilla de nombre artístico- por cedernos sus fotos para este artículo. Tras descubrir trabajos verdaderamente creativos, aquí tenéis algunas imágenes más de las maravillas que realiza Belly Painting Madrid, que resultan verdaderamente inspiradoras. Y no hay duda de que si hay un próximo embarazo, aquí Mamá a la deriva se apuntará a la moda.