domingo, 29 de marzo de 2015

Enfermería con los cinco sentidos

Hoy mi texto lo escribo desde unos sillones de hospital, pero no como acompañante, sino como paciente, una vez más. En mi espera he decidido que quería que mis palabras fuesen dirigidas a las enfermeras y enfermeros, indiferentemente del país, porque sea cual sea su nacionalidad y el lugar en el que ejerzan, un enfermero es esa figura que cuida del paciente ante todo sin importar las condiciones que se encuentra en el camino, que lejos de ser cada vez más favorables cada día se vuelven más complicadas; ya que más allá de recortes u órdenes de la administración los enfermeros hacen un trabajo eficiente, ofreciendo un servicio de calidad al enfermo que no está en una sala de espera por gusto, porque os aseguro que se está mejor en casa.

Hoy escribo para el equipo de enfermería que me atendió anoche, y para el equipo que me ha atendido hoy. También para mi familia, los que son enfermeros y los que han aprendido a base de palos, que sin ellos y su insistencia no hubiera vuelto al hospital a comprobar si mi evolución estaba siendo favorable. A todos ellos quiero decirles que deberían estar orgullosos porque hacen un trabajo mágico, y tienen en sus manos un don. Su tarea es incluso mayor que la que pueden hacer muchos médicos que a veces, por la presión o porque se les sube demasiado la bata y el fonendo a la cabeza, no atienden al paciente como personas y les tratan como si fueran números.

Hoy quiero pedirle a todos los enfermeros que sigan atendiendo a sus pacientes lo mejor que sepan, porque aunque obviamente muchas veces en sus manos no está nuestra cura, sí está nuestra sonrisa y nuestro ánimo. Y si eso se lo ganan, ya tendrán la mitad del camino recorrido. Les ruego que continúen haciendo su trabajo tal como les dicta su corazón y sus conocimientos, y no de la manera en la que lo hacen los gerentes, ya que para ellos -tal como se demuestra día a día- los pacientes solo somos ganancias o pérdidas. Sin embargo, con sus actos y buenas prácticas, los profesionales de la enfermería hacen honor a su historia y actúan de lámpara iluminando la senda oscura de la enfermedad del paciente.

Hoy por fin he comprobado que alguien ha puesto los cinco sentidos en mi dolencia y ese alguien ha sido una enfermera: me he sentido escuchada, sin interrupciones y sin prisas, y los oídos fueron de ella. También sentí que observaban mi evolución, que comprobaban constantemente los síntomas que padecía, y los ojos también eran de ella. Asimismo me tocaron para comprobar mi pulso y palpar mis venas, y las manos también eran de ella. Olieron mis miedos e intentaron calmarlos con palabras de aliento, y la nariz también era de ella. Y saborearon mi agradecimiento cuando todo había pasado, y el gusto también era de ella.



miércoles, 25 de marzo de 2015

Tantrums a la vuelta de la esquina

Tantrums... parece algo místico y esotérico ¿verdad? Pues siento deciros que no lo es. Es la expresión inglesa que se usa para referirnos a una experiencia por la que todos los padres han de pasar. Ese momento en el que tu hijo o hija se pilla una rabieta de las de "por cojones" y no hay dios que les baje del burro. Esas situaciones que a veces te dejan en vergüenza porque se suceden en mitad de la calle, con un montón de gente mirándote, y como no, opinando. Opiniones de todos los gustos ¿eh? habrá quien nos mire con cara de reprobación y entonces sabremos que por su cabeza pasan ideas tales como "haz callar ya a ese niño", incluso habrá quien lo exprese en voz alta. Pero también tendremos a aquellos que nos observarán con simpatía, a veces casi ni queriendo mirar, ya que saben lo que es y con una media sonrisa nos mostrarán su apoyo mientras nosotros nos afanamos en contener nuestros instintos más primarios en sus dos vertientes: los de dar un cate en el culo, o los de ponernos a llorar; ya que podemos experimentar cualquiera de los dos sentimientos frente a una rabieta en mitad de la calle, todo dependerá del tipo de día que hayamos tenido y el nivel de serotonina que destile nuestro cuerpo.

En mi vida anterior, aquella en la que no era madre; pensaba que los niños que se ponían a gritar y a llorar en medio de la calle eran unos maleducados y la culpa, como no, era de los padres. Eso nunca me iba a pasar a mi, que tendría a mis hijos a raya. Bueno, esa idea -como muchas otras que os contaba el otro día en "Cuando la teoría no se parece a la práctica"- ya ha sido desechada. A día de hoy, en los 20 meses de mi hija, solo recuerdo una situación en la que me haya dejado en evidencia delante de la gente porque no paraba de llorar. Pero a pesar de que por el momento no me ha dado demasiados quebraderos de cabeza, ya soy consciente de que en la educación de los hijos también cuenta su carácter, y por mucho que unas veces queramos poner el palito para enderezar el árbol, puede salir alguna rama torcida. Vamos, que aunque en su formación como individuos influya la educación que les demos este no será el único condicionante, su carácter va a marcar muchísimo. Por eso y muchas más cosas, siempre digo que hay que tener en cuenta que cada niño es único y lo que vale para uno no tiene por qué servir para todos. No me duelen los dedos de repetirme...

Hoy en día entiendo que las rabietas -o tantrums, como decía al principio- son parte del proceso de aprendizaje de los niños. Tienen que aprender a canalizar sus emociones y nosotros, sus padres, somos el laboratorio en el que experimentan primero. Los mismos adultos a veces llevamos las discusiones a situaciones que, pensadas fríamente, se podrían haber evitado. ¿Cuántos de nosotros en una discusión podemos decir cosas de las que, una vez que pase el momento de acaloro, nos arrepentiremos? Pues no nos queda más que ser comprensivos con nuestros hijos y ayudarles a canalizar sus sentimientos de frustración, que son principalmente -desde mi punto de vista, y si hay algún experto que me quiera corregir, por favor, adelante- los motivos de las rabietas de los niños.

En mis incursiones por la red de redes he descubierto que la mejor manera de evitar rabietas, especialmente en edades tempranas, es la distracción. Pero igualmente, si estamos educando a pequeñas personas para que el día de mañana sean cívicos y coherentes, entiendo que en algún momento esos tantrums -me encanta como suena- deben salir a la palestra. Y personalmente no conozco ninguna fórmula magistral para remediarlos, aunque sí que el NHS (el Sistema Nacional de Salud inglés) cada mes me envía un correo electrónico con un enlace a su web, donde ofrecen consejos para aprender cosas nuevas sobre la crianza, a veces podrán funcionar, otras veces no, pero hoy os dejo algunas de las herramientas que ellos me han ofrecido para cuando no sepa como afrontar las rabietas de mi hija.

1. Trata de averiguar el por qué de la rabieta; podría ser cansancio o hambre, en esos casos la solución es simple. También podrían estar sintiéndose frustrados o en un ataque de celosos, quizás por otro niño; entonces lo que necesitan es tiempo, atención y cariño, incluso cuando no están siendo nada adorables.

2. Entiende y acepta su ira, a veces tú también puedes sentirte igual pero tienes otras maneras de expresarlo.

3. Encuentra una distracción, algo que aleje sus pensamientos del enfado, por ejemplo algo que podamos ver por la ventana, decir: ¡Mira, un gato! y hacernos los sorprendidos e interesados, para intentar captar la atención del niño.

4. Espera a que se calme. Perdiendo la compostura o gritando no conseguiremos que se tranquilicen. Ignora las miradas inquisidoras de la gente que os rodea y concéntrate en guardar la calma. Ceder no ayudará a la larga, si has dicho que no a algo no cambies de parecer solamente por parar la pataleta. Si lo haces tu hijo empezará a pensar que un berrinche es la solución para conseguir lo que quiera; por ese mismo motivo tampoco es bueno que les sobornemos con dulces o regalos. Si estás en casa prueba a abandonar la habitación durante un rato, asegurándote primero de que tu hijo no puede lastimarse.

5. Prepárate cuando salgas de compras, porque a menudo las rabietas se originan en las tiendas. Puedes sentirte avergonzado, pero la vergüenza solo haría más difícil que guardemos la compostura. Para ayudar a tu hijo a comprender qué estáis haciendo, empieza haciendo compras pequeñas con frecuencia, hasta que se acostumbren a la actividad de comprar, asimismo involucra al niño diciéndole qué necesitáis y dejándole que te ayude a buscarlo.

6. Intenta sostener a tu hijo con firmeza. Para algunos padres esta técnica resulta de utilidad, pero también puede ser duro. Normalmente funciona cuando el niño está más molesto que enfurecido, y cuando tú te sientes lo suficientemente calmado como para hablarle con delicadeza y tranquilizarle.

Los expertos nos pueden ofrecer técnicas que funcionen para algunos niños, pero a veces la experiencia nos enseña otras diferentes. ¿Alguien tiene alguna fórmula más? Me encantaría conocerlas todas, nunca sé cuando tendré que ponerlas en práctica, o cuando me tocará contar hasta cien para no dejarme llevar por un tantrum.

domingo, 22 de marzo de 2015

Pequeños "guerreros" danzantes

Ayer fue el último día del periodo de prueba de ballet para mi niña y, ademas de que ha nacido una estrella dispuesta a quedarse por un tiempo en esto de la danza, tengo que decir que Miss Kayleigh tiene la paciencia de un santo. Manejar una clase de unas diez angelicales caritas, por muy tierno que suene, no debe ser nada fácil. Ya no digamos lidiar con sus correspondientes padres, esos a los que se les dice desde un principio que deben permanecer sentados mientras sólo un miembro de la pareja acompaña a los niños en sus ejercicios, pero que no dudan en unirse a la acción en cuanto se les presenta la oportunidad. Y es que una cosa es ser participativo en las actividades de tu hijo y otra que te falte ponerte un tutu y unas zapatillas de media punta para ser el más guay de la clase.

Después de este pequeño repaso a la clase de mi hija, hoy he venido a contaros las bondades del ballet. Aunque todavía estoy descubriendo este mundo, puedo decir que es una mezcla de educación y diversión. Normalmente podemos encontrar clases desde los 18 meses del niño, en un aula en la que se mezclan diferentes habilidades ya que siendo tan pequeños se suelen agrupar por edades y no por destreza. Observando una clase de ballet de bebés encontramos que incluyen movimientos básicos propios de la danza con música infantil, instrucciones sencillas fáciles de seguir y elementos de entretenimiento como peluches, panderetas o varitas. Las clases no suelen ser de mas de 45 minutos ya que sabemos que tener a los peques tanto tiempo concentrados en la misma tarea es algo muy complicado.


Desde mi punto de vista como madre considero que en el proceso de aprendizaje de ballet nuestros hijos van a adquirir una serie de cualidades que, como muchas otras, deben ser entrenadas. La primera de ellas la seguridad en sí mismos. Cualquier deporte o actividad que se entrene, y más cuando son grupales, les aportará confianza en ellos y en las habilidades que están desarrollando. Además se tienen que exponer a situaciones nuevas con un pequeño público, algo que les está entrenando incluso para hablar en público, ya que están usando otro tipo de lenguaje enfrente de otros, el lenguaje corporal. Disciplina, modales y buen comportamiento son otras cualidades que se verán potenciadas con el ballet; así como la paciencia. En la clase de mi hija llaman a los niños uno a uno, así deben esperar a que llegue su turno, les preguntan por alguna instrucción de las que han repetido durante la clase justo antes de darles los peluches o las varitas, y después deben formular su correspondiente "thank you".

Los beneficios de la música son ampliamente conocidos, con la capacidad de estimular o reprimir funciones del organismo. Gracias a ella el sentido del ritmo y el desarrollo de la coordinación también se verán favorecidos cuando nuestros hijos practiquen ballet. Estudios neurológicos indican que la música aumenta la materia gris del cerebro especialmente en las zonas motoras, auditivas o visuales, con lo cual muchos otros aspectos del desarrollo se verán colateralmente beneficiados. Y recordemos que el ballet no es exclusivo de niñas. Según la web Danza Ballet "el papel preponderante que el ballet romántico otorgó a la bailarina ha hecho que muchos ignoren que en su sentido más estricto, la danza es inherente a la naturaleza humana, sin distinción de sexos y por ejemplo, en la Grecia de la antigüedad, la danza fue utilizada como entrenamiento de los guerreros, hasta el punto que se atribuya al famoso filósofo Sócrates la frase 'El mejor bailarín es también el mejor guerrero'.

Definitivamente nuestra pequeña guerrera danzante no se va a perder ninguna de las próximas clases de Miss Kayleigh, a pesar de que el no faltar a la cita nos cueste levantarnos cada sábado a las ocho menos cuarto de la mañana... siempre que suena el reloj pensamos que después con una siesta podremos recuperar fuerzas, pero ese momento todavía no ha llegado, así que mejor ponemos música a ver si nos relajamos.



lunes, 16 de marzo de 2015

Cuando la teoría no se parece a la práctica

Recuerdo aquella época en la que lucía la tripa de embarazada... Esa época en la que todavía tenía muchas de las respuestas para la maternidad. A mi mente llegan aquellos momentos como los más sabios de mi carrera como madre, una carrera que estaba comenzando y que cuanto más me adentro en ella más ignorante me siento. No porque no sepa nada de criar y educar a mi hija, que la experiencia ya es un grado; sino porque todos los argumentos irrefutables que antes de ser madre manejaba, ahora se han esfumado.

Vienen a mi cabeza especialmente esos momentos en los que gritaba al viento la barbaridad de poner la tele a un bebé, con lo importante que para su desarrollo era jugar, pintar, cantar... Y sí, todo eso sigue estando muy bien, sigo pensando que antes que la tele hay otras cosas con las que mi hija fomentaría más su lado creativo, su capacidad de raciocinio, y sus habilidades en general. Pero la realidad, cuando tienes que trabajar desde casa, o simplemente trabajar para tu casa haciendo las tareas doméstica, y tienes a una pequeña fierecilla que reclama tu atención y que te necesita hasta para derramar la caja del puzzle, cuando te duele la boca de repetir que mamá tiene que trabajar, entonces es cuando no puedes más y tiras de tópico; Peppa Pig, Frozen o Rapunzel son en casa las preferidas.

Toda la vida renegando de hijos teleadictos, rechazando la tecnología hasta cierta edades, cantando las bondades de un buen libro, de unos tarros de pintura, de un rompecabezas, de piezas de construcción... Y de repente, con eso de intentar conciliar el trabajo con mi hija, eso que en mi caso es... ¿¿Que es?? Ah, que no es. Pues eso, que al final por mucho que no quieras y te intentes resistir, tiras por el camino fácil. Que sinceramente a mi no me deja mucho margen de maniobra porque mi niña reclama mi presencia hasta para ver la tele, pero bueno, sus diez minutos de flipada los pasa, diez fugaces minutos en los que soy libre y puedo terminar lo que estaba haciendo, o si no, al menos dejarlo salvado, o recogido, para la próxima vez que le pueda echar mano en un momento de distracción del "bicho".

Otra de las teorías que manejaba antes de ser madre, cuando era experta en maternidad -pero bueno, ¿a quién no le ha pasado eso?- era la de "a la cama grande ni de coña, que luego se acostumbran". Mire usted, cuando damos el pecho a demanda es lo que hay, o terminamos metiendo a los niños en la cama o será más complicado de lo que ya es dar la teta cada tres horas o cada vez que a la criatura le salga del alma. Las ojeras las vamos arrastrando por el suelo, y estamos tan cansadas que no sé en el caso de las demás madres, pero en el mío hubo días que hasta yo me arrastré con las ojeras. Y no me quejo ¿eh? es algo que he elegido yo, que tener a mi hija no ha sido una imposición y fue más que buscada, pero dejémonos de manuales de libro y aceptemos la realidad, lo que siempre digo: cada uno cría y educa como quiere; y lo más importante, como puede.

Una más de las barbaridades que yo misma me creí fue el reparto de tareas en casa, que iba a ser equitativo y que los dos íbamos a cambiar pañales, fregar platos y hacer la comida por igual. Mire usted, por mucho que quisiera mi querido esposo iba a ser complicado principalmente por las horas que se pasa en el trabajo, porque hay días que ni ve a la peque despierta. Aunque claro, luego están los maridos que cuando llegan a casa también están cansados. ¿¿Oiga y nosotras qué?? ¿Se creen ustedes que los niños paran a la hora que las madres van a comer, o si entramos en el baño, e incluso si necesitamos echarnos una siesta porque hemos pasado media noche en vela con nuestro mocoso o mocosa preferido, simplemente porque pensaron que ya habían dormido bastante? Aquí hay que tener consideración con todo el mundo, ¿quién la tiene con nosotras? Todavía recuerdo una conversación telefónica con mi amiga Sonia, yo con la panza grandota por aquel entonces, sintiendo las pataditas, y ella con una peque preciosa de algunos meses, cuando me decía: Recuerda que los niños son para las mamás, cuando se ponen malitos, cuando están cansados... al final nos buscan a nosotras. Y qué razón tenía... y yo añado: hay papis que se aprovechan, no diré que todos porque no se puede generalizar, pero cuántas no habéis oído eso de "yo lo he intentado pero es que quiere contigo", o esa de "yo creo que lo que quiere es teta" y tú con tu cara de odio "¡¡¡¡Pero si acaba de comer!!!!" En fin, que ser madre -y padre- no es tan fácil como lo pintan los manuales.

También recuerdo la teoría de que mi vida profesional no se vería afectada por la maternidad. De hecho fui yo la que volvió al trabajo dos días en semana cuando mi hija tenía solamente dos meses y medio, pero cuando eres madre en un país en el que un día de guardería cuesta alrededor de 42 libras, y el pago mensual de un niño que va los cinco días de la semana corresponde al salario de una persona, te planteas si realmente merece la pena trabajar a jornada completa cuando tu marido ya trabaja más de 40 horas semanales, y cuando encima tienes otro trabajo a jornada completísima: el trabajo de ser madre, al que no nos queda otra que dedicarle 24 horas al día. Si los dos estuviéramos fuera de casa, y sin tener cerca a la familia ¿a quién tendría nuestra hija de referencia? ¿quién estaría con ella? ¿la dejamos que se cuide sola? Lo que está claro es que alguien tiene que sacrificar su carrera por la crianza, y en este caso me ha tocado a mi. Me lo planteo como "cuestión de tiempo" hasta que pueda volver a dedicar más horas al terreno profesional, pero ahora mi hija me necesita. Mientras tanto, una clases de español por aquí, otra por allá, y jugando a ser periodista en mi blog para que no se oxide el cerebro, ni mis dedos, ni las teclas del ordenador.

Por último recuerdo las teorías de la hora de dormir. Esas frases como la de "Que llore, así abre los pulmones" siempre las tuve en mente, llorar no es malo y no tengo ningún trauma de mi infancia. O eso creo... Pero luego te metes en Internet y lees testimonios que dicen que desde que sus padres les dejaron llorar y llorar para dormir tienen terrores nocturnos, o esos que dicen que es una barbaridad dejar llorar a un niño, y te sientes cruel solo por querer intentarlo. Pero tus ojeras y tu mal humor matutino te dicen que no tienes otra opción, que es la única salida que te queda porque ya has probado todo lo probable, y cuando lo haces te intentas autoconvencer, pero terminas sintiéndote tremendamente mal, vuelves a la habitación cada cinco minutos y acabas llorando casi más que tu hijo.

Sí, llamadme blanda si queréis. Pero al final terminé dándole la mano para que se durmiera, y esa ha sido nuestra rutina para conseguir que se fuera a la cama. Mamá se quedaba junto a la cuna y pasaba la mano entre los barrotes, ella la agarraba y ahí se quedaba tranquilamemte, hasta que mamá pensaba que ya había caído y de repente, cuando trataba de soltar la mano sonaba un ¡¡mami!! que retumbaba en toda la habitación. Ahora vuelta a empezar... para cuando no consigues zafarte y moverte con sigilo, y de repente en tu camino se cruza un juguete. ¡¡La cagaste, ya se despertó!! Tengo que reconocer que la peque nunca ha sido muy dormilona, siempre desde que nació nos llamó la atención lo poco y lo mal que dormía. Ahora que ya es más grande empieza a irse a la cama con más tranquilidad, sin depender tanto de mamá. La verdad es que ahí mi marido juega un papel muy importante, por norma se encarga de contarle el cuento de rigor y ahora con el destete le da su vasito de leche. Acuesta primero a sus muñecos y después a ella diciéndole que los cuide... a veces no funciona, pero últimamente está teniendo éxito. El problema es cuando se despierta por las noches. Entonces me vuelvo a acordar del... "a la cama grande ni de coña, que luego se acostumbran", y sí; ya se acostumbró.

domingo, 15 de marzo de 2015

Los remedios de la abuela

Aunque el invierno ya va pegando coletazos, los virus todavía están en el ambiente y no es muy extraño pillar un buen resfriado, especialmente ahora que nos confiamos cuando sale un poquito el sol. Nosotras estamos todavía recuperándonos del mayor catarro que hemos pasado este invierno, y quizás si hubiéramos seguido alguno de nuestros propios consejos ya hubiera sido menos. Porque mira que hay remedios naturales... En casa ahora prescindimos de muchos de ellos por intolerancias alimentarias, pero desde pequeña he visto como mis padres los usaban porque el punto débil de mi hermano pequeño era la garganta, y el pobre ya tomaba demasiadas medicinas sintéticas.

Este post es para daros a conocer algunos "remedios de la abuela" usados por mis padres y por mi misma que os pueden ayudar a combatir los síntomas gripales y catarrales. A grandes rasgos estos se pueden resumir en tos, mocos, congestión nasal y dificultad respiratoria. Lo mejor es que los remedios que os traigo son polivalentes, lo que viene a ser eficaces para la mayoría de los síntomas a la vez; y al ser productos naturales se pueden combinar. Solamente debemos tener en cuenta las particularidades de cada persona que, como es mi caso, tenga alguna alergia o intolerancia a algún componente. Asimismo no es recomendable la miel para menores de un año por el riesgo de desarrollar botulismo, así que debemos tener cuidado con lo que le damos a los peques.

Empezaré con los remedios que todos conocemos: el limón con miel y un chorrito de agua caliente para aliviar el dolor de garganta y aclarar la voz, la leche caliente con miel también para la garganta, las gárgaras de limón cuando tenemos placas, los vapores -mejor con gotas de eucalipto- para aliviar la congestión nasal, calmar la tos y favorecer la respiración. Y no olvidemos las infusiones de tomillo, con sus propiedades antibióticas; o las de flor de malva con sus efectos antiinflamatorios.

Para mi el remedio estrella es el jarabe de cebolla. "¡¡¡Puaaaghhh!!! ¿¿¿Cebolla???" Estaréis pensando... pero os aseguro que el sabor es mejor de lo que os esperáis. Es muy efectivo para suavizar la tos, por la miel y el limón que también contiene, y para expectorar, gracias a las propiedades de la cebolla. La elaboración es muy sencilla: cortamos a trocitos una cebolla grande y la metemos en un recipiente de cristal con tapa (también nos puede servir un vaso de cristal y tapamos con un plato pequeño) y añadimos miel que cubra la cebolla, o dos cucharadas de azúcar moreno en su defecto. Tapamos el recipiente y dejamos macerar toda la noche, a la mañana siguiente añadimos el zumo de un limón y colamos nuestro jarabe para retirar los trozos de cebolla, que ya habrá soltado su jugo. La forma de tomar este jarabe es a sorbos a lo largo del día, ya veréis como pronto tendréis mejoría. Y para demostrar que su sabor no es desagradable os contaré que ayer le hice uno a mi hija para ayudarla a expulsar los mocos y aliviar la tos, cuando le di a probar una cucharada vino corriendo detrás mía diciendo "Mami más".

El último remedio que os traigo es cosecha de mi tía que regenta una tienda de productos naturales, ecológicos y dietéticos. Los ingredientes son cebolla, tomillo, orégano y eucalipto. Para este jarabe ponemos la cebolla a hervir, cuando esté cocida añadimos las especias y lo tapamos. Dejaremos reposar todo durante cinco minutos y colaremos después. El resultado será una infusión lista siempre que la necesitemos. Se toma caliente tres veces al día y se endulza con azúcar morena o miel, esta última siempre es preferible por sus propiedades antimicrobianas, antisépticas y antioxidantes, pero no indispensable. Este remedio es útil para la bronquitis, el asma, la gripe, o para un simple catarro o tos.

También hay otros ingredientes muy tradicionales pero menos populares, como el ajo. El problema para muchos es su olor. ¿Os acordáis de Victoria Beckham diciendo que España olía a ajo? Es uno de los ingredientes más usados en nuestra gastronomía, cocinado no es tan aromático como crudo, pero dice el refrán que ajo hervido es ajo perdido. Sin cocinar es mucho más rico en propiedades: es un excelente antibiótico natural, alto en vitamina B6 y en vitamina C, con un ajo crudo al día estaremos preparando a nuestro cuerpo para combatir al invierno. "Ajo, cebolla y limón y déjate de inyección". Así que ya sabes: Cierra la puerta a la gripe y a todos los bichos que se quieran colar.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Un día para las madres


Hoy, gracias a que mi hija va a la guardería, he recibido mi primera tarjeta del Día de la Madre. Digo gracias a la guardería porque el año pasado mi querido esposo no se acordó de la fecha, ni de la inglesa ni de la española, y mi niña era -y es- todavía demasiado pequeña para hacerlo por sí misma. Ya se que es un poco pronto para celebrarlo, pero como algunos ya sabréis, y otros os estaréis imaginando, cada país tiene sus propias tradiciones y con respecto al Día de la Madre no iban a ser menos, y aquí en Inglaterra se celebra el cuarto domingo de Cuaresma, eso es el próximo domingo.

Como sucede con el día de San Valentín, tanto el día de la madre o del padre suscitan polémicas sobre su origen. Mucha gente señala a los grandes almacenes como agentes detonantes, pero en realidad ellos solamente se han dedicado a usar las celebraciones a su favor y a comercializar el amor, ya sea entre parejas, o padres y madres e hijos.

Si hablamos del día de la madre en cuestión, para conocer sus comienzos nos podríamos remontar a la antigua Grecia cuya civilización rendía culto a Rea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades. Luego los romanos hicieron lo propio con la figura de Cibeles, diosa que representaba la fertilidad y la madre tierra, de esta forma realizaban ofrendas homenajeando a la figura materna, celebrando la vida y la figura de la mujer. Cuando los católicos adoptaron esta costumbre rindieron culto a la Virgen María, ya que era la madre de Dios; y como el santoral señala el 8 de diciembre como día de la Inmaculada Concepción, fue esta la fecha elegida en el catolicismo para rendir honor a las madres.

En 1908, la figura de la activista social norteamericana Anna Jarvis, que era una mujer de fe así como de prósperos negocios en la ciudad de Philadelphia, fue la que promovió un movimiento para instaurar como día de fiesta el Día de la Madre. Ella quiso homenajear a la suya propia que había muerto tres años antes, y también a la maternidad y todos los esfuerzos que esta etapa de la vida de las mujeres supone. Finalmente, con su don de palabra convenció y conmovió a las masas para proclamar una festividad que homenajeara a todas las madres del mundo. En 1912, tras la campaña que llevó a cabo con diferentes empresarios, figuras políticas y pastores eclesiásticos, la Asociación Internacional del Día de la Madre vio la luz, aunque no fue hasta 1914 cuando el presidente norteamericano Woodrow Wilson declaró el Día de la Madre una festividad en el calendario.

Lo que más me ha llamado la atención de la historia de la señora Jarvis ha sido que siempre estuvo en contra de los negocios de las floristerías, las cajas de bombones y las tarjetas de felicitación para este día. Supongo que además se referiría a todo detalle material que los hijos no hicieran por si mismos, ya que para ella el día así perdía su esencia; ppr contra defendía las cartas escritas a mano demostrando el sentimiento profesado a las madres.

A printed card means nothing except that you are too lazy to write to the woman who has done more for you than anyone in the world. And candy! You take a box to Mother—and then eat most of it yourself. A pretty sentiment.
—Anna Jarvis

La cita se podría traducir como: Una tarjeta impresa no significa nada, excepto que eres demasiado vago para escribirle a la mujer que ha hecho más por ti que nadie en el mundo. ¡Y dulces! Le llevas una caja a tu madre y tu te comes la mayoría. Bonito sentimiento.

Así que contrariamente a lo que muchos puedan pensar, el día de la madre nació de las ganas de agradecer el cariño y el amor de las madres, y no por una campaña promocional de El Corte Inglés. Más tarde, cada país ajustó en su calendario el día a su antojo, aunque la mayoría de los que son principalmente católicos lo celebran en algún momento cercano a la primavera, especialmente al mes de mayo, que se asocia a la Virgen María. 

España es uno de esos paises que en sus comienzos rendía homenaje a las madres el 8 de diciembre, más tarde se trasladó al primer domingo de mayo, fecha que se mantiene en la actualidad. Este día también se hace en Portugal, Sudáfrica, Lituania o República Dominicana. Mientras que países como Puerto Rico, Colombia, Canadá, Alemania, Ecuador o Italia lo celebran el segundo domingo de mayo.

Sin embargo la historia de Inglaterra e Irlanda es algo distinta, en estos países Mothering Day, que no Mother's Day (lo que conoceríamos como Día de la Madre) tradicionalmente se celebraba el cuarto domingo de Cuaresma. Ese día era festivo para todos, hasta las personas que servían en casas como internos eran enviados a las suyas propias para poder acudir a la iglesia con sus familias en general y sus madres en particular. Pero con el tiempo la gente ha mezclado ambas fechas, y el Día de la Madre se ha terminado asociando al día festivo del cuarto domingo de Cuaresma, así que en estos países anglosajones los negocios aprovechan para tentar a los más vagos, según Anna Jarvis; ya que este es el país de las tarjetas. Las encontraremos no sólo de cumpleaños o de fechas comerciales señaladas, también de agradecimiento, de mudanza o de defunción. Esta última me impactó bastante la primera vez que la vi.

Así que padres del mundo, sea el día que sea que lo celebréis coged a vuestros retoños y haced algo especial para mamá, ella también se merece alguna manualidad. Seguro que le devolverá la sonrisa después de un día duro, como ha hecho mi tarjeta, que la he descubierto en mitad del cuaderno de anotaciones de la guardería cuando estaba riñendo a mi hija, y de repente se me olvidó cuál era el problema, dibujándome una sonrisa. Ahora a ver cuánto me dura antes de que mi peque haga una nueva trastada.

lunes, 9 de marzo de 2015

Destetando, que es gerundio

Hoy mi hija cumple 20 meses. Ya va dejando a un lado la etapa de bebé balbuceante con rosquitas en las piernas y empieza a ser una niña despierta y muy activa, con muchos dientes y bastante charlatana. A pesar de todo, hasta hace dos días, todavía estaba mamando. Y no es una forma de hablar, lo digo literalmente: dos días desde la última vez que la amamanté, aunque esta mañana hemos vuelto a pecar con un sorbito de buenos días. Y sinceramente no me pesa el haber pasado tanto tiempo con "la teta fuera", porque la verdad es que mi experiencia ha sido de "aquí te pillo aquí te mato", en cualquier sitio y a cualquier hora, con indiferencia de quién estuviera delante. Aunque siempre he tratado de ser discreta, sobre todo por respeto a quien se pudiera molestar.

A pesar de todo he recibido muchas críticas y comentarios como que ya la niña era muy grande, o que lo que tenía era vicio, o que me iba a morder con tantos dientes; también yo misma he dicho en varias ocasiones que me usa de chupete, pero es que no sé en que momento me dejo llevar por la corriente y me autoflagelo por hacer lo que en realidad considero correcto, dar el pecho a mi hija hasta que a ella le salga de las narices sin tener que seguir convenciones sociales que tilden de correcto o incorrecto algo que el ser humano ha hecho desde el principio de los tiempos: mamar. Pero también, aunque en menor medida, he recibido palabras de aliento recordándome lo bien que se está criando con pecho, o cuando alguna vez me han dicho que mi leche es lo mejor que le puedo dar a mi hija. Querido público -si es que lo tengo- las madres necesitan de apoyo social, no de críticas, que para eso ya estamos nosotras mismas, que nos cuestionamos hasta el último detalle de lo que hacemos por nuestros hijos.

A decir verdad, y como madre primeriza y "a la deriva" he de admitir que al principio solo me planteaba dar de mamar durante seis meses, los seis primeros que están recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero me había equivocado con el planteamiento, y lo que la OMS dice al respecto es que recomiendan lactancia materna EXCLUSIVA durante los seis primeros meses. Pero que lo apropiado es continuar con leche materna hasta al menos los dos años de vida del niño. Después de aclarar esto tengo que reconocer que el sentimiento de culpa me asalta y mi conciencia me dice que bien me podía haber esperado cuatro meses más para destetar... Pero el mal ya está hecho, y el proceso ha comenzado. El motivo por el cual me he decidido a dar el paso es la cantidad de medicamentos que estoy tomando, que aunque en principio no deben hacerle daño tampoco le hacen bien. Porque por si todavía no lo sabéis, todo lo que comamos, bebamos y fumemos lo van a recibir nuestros bebés a través de la leche, en mayor o menor medida.

Las encuestas hablan y los periódicos se hacen eco, y son muy pocas las madres que llegan al punto al que nosotras dos hemos llegado, así que supongo que debería sentirme orgullosa a pesar de todo, ya que lo fácil hubiera sido tirar la toalla antes, o no; porque sinceramente no es la primera vez que intento dejarlo pero la insistencia de mi hija me ganaba la batalla y la comodidad de tener un aperitivo a mano cada vez que el hambre apretaba, además del "chupete", eran incentivos para continuar. Aunque ahora que estoy algo más informada me alegro de haber sido fiel a mi hija y a su sentimiento de apego a la teta... Si total, a mi tampoco me costaba trabajo seguir.

Pero la teta tiene sus cosas buenas, sí, muchas. Y también sus cosas malas. Igualmente y por mucho que lo diga la OMS, no significa que destetar antes sea bueno ni malo, ya he dicho más de una vez que no soy nadie para juzgar, y menos desde que soy madre que ahora, más que nunca, entiendo que cada uno cría con una serie de condicionantes y el resultado es también fruto de la sociedad que nos rodea, porque no es como cada uno quiera educar, sino como le dejen hacerlo. Pero volviendo a las ventajas e inconvenientes, por si sirve de referencia entre mi experiencia y lo que he podido leer navegando por Internet, he confeccionado una lista con diez ventajas y diez inconvenientes que presentan la lactancia materna:

VENTAJAS

  1. Tendrás comida sana, al alcance de la mano y lista en cualquier momento, sin tener que calentar y siempre a la temperatura adecuada
  2. Altos niveles nutricionales: la leche materna tiene todo lo que necesita el bebé durante los seis primeros meses de vida, la alimentación complementaria es innecesaria
  3. Su coste es cero. Y con lo que os vais a gastar en pañales, toallitas y ropa, creedme que es una de las mejores ventajas
  4. La relación y el vínculo que se crea con la madre son muy especiales, tanto que a la hora de destetar seguramente nosotras también lo notemos emocionalmente. A mi me lo contaron y no lo creí, ahora lo estoy viviendo
  5. La figura de la madre se recupera antes, durante los primeros días en cada toma podrás sentir las contracciones del útero volviendo a su lugar, con lo cual la barriga post-parto se reduce más rápido
  6. El sistema inmune de tu bebé se verá reforzado por los anticuerpos que le pasas con tu leche, ayudando a que los bebés se mantengan más saludables y reduciendo el riesgo de alergias. Durante los seis primeros meses de lactancia materna exclusiva, no sé si casualidad o no, mi hija nunca se puso enferma, y eso que nos pilló el invierno en medio
  7. Según estudios científicos, dar de mamar ayuda a prevenir cáncer de pecho y de ovarios
  8. No hay nada que esterilizar, ni biberones que preparar; eso reduce bastante la cantidad de aparatos que tendréis que comprar en caso de optar por el biberón
  9. Los bebés amamantados desarrollan habilidades como la de gatear, andar o hablar antes que los que han sido alimentados con leche de fórmula o a los que les han introducido alimentos antes de los seis meses, esto también se cita en el estudio científico. Supongo que para esto también habrá otros factores condicionantes, y el hecho de que cada niño es un mundo y se desarrolla a un ritmo diferente
  10. La leche materna también reduce las incidencias de asma, diabetes y cáncer en niños


DESVENTAJAS

  1. No puedes compartir la tarea con tu pareja
  2. Empezar no es tan fácil como parece, amamantar tiene técnica y a veces nos viene bien el consejo de algún experto. En mi caso no salí del hospital sin que la enfermera comprobara que mi hija no tenía problemas para enganchar el pecho. Y después disfruté de un servicio de seguimiento y apoyo a la lactancia materna que es gratuito y se ofrece aquí en Inglaterra. Para mi fue de gran ayuda ya que volvieron a vernos a casa y nos ayudaron con pequeños problemas que surgieron de la lactancia
  3. Es probable que salgan grietas y en mi caso también desarrollé una mastitis. Es duro, pero nada que no tenga solución. De hecho para las grietas, a esas madres que no saben qué probar les recomiendo dos cosas: aplicar vuestra propia leche, y una crema muy densa pero muy efectiva que se llama Lanolin y que es 100% natural, de hecho no hace falta retirar para dar el pecho, aunque yo evitaba que mi hija se llevara el pegotón, más que nada porque no tiene muchos nutrientes :)
  4. Tus hijos te pedirán en cualquier sitio, a cualquier hora. Prepárate para dar de mamar en el baño, en la calle, en el supermercado...
  5. No vale cualquier prenda de vestir, de hecho si queréis amamantar de manera discreta y sin pañuelos por encima recomiendo echar un vistazo a la entrada del blog "Vestir para amamantar"
  6. Para mi no ha sido un problema, pero no debes beber alcohol mientras estas amamantando. Si planeas tomarte unas copas, lo mejor es que te saques la leche antes. De todas formas, por cada unidad de alcohol hay que esperar dos horas antes de volver a dar el pecho, eso te da algo de margen de maniobra...
  7. Si quieres despegarte de tu bebé tendrás que sacar la leche antes para que alguien pueda dársela por ti, y mi experiencia con los sacaleches no ha sido muy positiva
  8. Darles chupe no está recomendado hasta los dos meses, ya que podría causar confusión a tu bebé y que terminase por rechazar el pecho, quedándose con el sustituto de goma en todas sus vertientes
  9. Empezar con dietas mientras estás amamantando no es recomendable, de todas formas mi experiencia me dice que tampoco es necesario. La pérdida de peso del embarazo se hace gradual y progresiva mientras estás amamantando, es tu hijo quien se está llevando las calorías que a ti te sobran. En mi caso, ahora mismo peso cinco kilos menos que antes de quedarme embarazada, eso sí, como ya he dicho antes mi hija tiene 20 meses y todavía seguimos con la lactancia... desde hace dos días solo una toma al día, pero siempre, hasta ahora, ha sido a demanda
  10. A veces tendrás la sensación de que es lo único que haces en todo el día, además de tener pepitos grillo que, pensando en tu bienestar pero olvidándose de que a veces esos consejos no te benefician, te dirán que el bebé te está consumiendo. Y claro que lo hará, pero únicamente si tú no llevas una alimentación equilibrada y variada, y por supuesto si además desoyes los consejos y te pones a dieta

Sinceramente me ha sido más fácil redactar el decálogo de ventajas, pero quería ser igualmente justa con ambos puntos de vista. Mi experiencia en general ha sido bastante buena, pero como dije antes, al principio conté con apoyo externo de enfermeras especializadas y grupos de lactancia. Mi recomendación es que habléis con otras madres y escuchéis otras vivencias. Ninguna es la incorrecta y todas son válidas para coger ideas, pero no os olvidéis de vivir la vuestra con la mayor ilusión posible, porque esa es la experiencia verdaderamente acertada. Y ahora, a ver que tal se nos da el proceso de destete. Vuestros comentarios e ideas son más que bienvenidos, porque ya sabéis que esta mami va a la deriva y acepta lo que le echen. 

jueves, 5 de marzo de 2015

Prohibido caer enferma

Me lo digo a mí misma... ¡¡¡prohibido caer enferma!!! Cuando uno es padre o madre es complicado ponerse malo, hay muchas cosas que tienen que ser reajustadas, ¡digamos que hay que pensárselo! Porque nos tocará esperar a que alguien se ofrezca a echar una mano con el cuidado de los nenes o con las compras diarias, por no hablar de hacer la comida; pero si no tienes esa suerte o reúnes el valor y la gracia suficientes para pedir ayuda o a ver cómo te las apañas. Si no tocará prepararse psicológicamente para ver cómo por la casa ha pasado una ciclogénesis explosiva de esas que están tan de moda en el telediario cada invierno, y concienciarse de que lo más sano que vais a comer esos días es una pieza de fruta, porque no habrá muchas energías para hacer de cocinillas, además de armarse de paciencia porque tus hijos seguirán queriendo jugar contigo, montarán el mismo jaleo y no entenderán por qué no puedes cogerles en brazos, y menos por qué no puedes darles de mamar, si hasta ese mismo día habían estado ahí enganchados, tan a gusto.

Por aquí llevamos tres semanitas, como diría mi madre, "de coco y huevo". Eso es lo que viene siendo tres semanas algo complicadas. Empezamos cogiendo frío tanto mi hija como yo un sábado, el lunes siguiente ella empezó con fiebre pero mi cuerpo aguantó... el jueves de esa semana le recetaron antibióticos por infección de pecho y yo, con mis síntomas catarrales, ni médico ni ná, ¿para qué, cuándo existe el paracetamol que en este país se vende en los supermercados y tiendas de "todo a cien"?

Pero mientras mi hija se iba recuperando mi tos cada vez se parecía más a un tractor viejo... el lunes siguiente, tras empezar los antibióticos, mi niña ya estaba de vuelta en la guardería y yo tosía y tosía... y volvía a toser, y luego otra vez, hasta quedarme sin aliento y sin poder remediarlo, así que en pocos días además de las agujetas del esfuerzo, comencé a notar dolor en el lateral izquierdo del pecho, y esta vez ya sí que un malestar general se apoderaba de mi, y finalmente ese miércoles me digné a visitar al médico.


Tengo que decir que hasta el momento nunca había tenido una experiencia parecida, no sé si porque le huyo más a las batas blancas que Superman a la kriptonita, aunque prefiero pensar que simplemente la razón es porque los médicos que me he encontrado anteriormente eran mucho más comprensibles y mejores haciendo su trabajo. Pero tras unos minutos en la consulta en los que me sentí muy pequeñita, y como si estar sentada en la silla del paciente fuese lo peor que pudiera hacer ese día, salí de regreso a casa con la conclusión de que yo no tenía nada y que toser es algo que hace todo el mundo.

Así que seguí tosiendo unos días más, el lunes siguiente decidí acercarme a la farmacia para que me dieran algo con lo que aliviar el dolor de pecho, que seguramente fuera muscular pero que costaba soportar y la dependienta amablemente me dijo que no podía darme nada, que siguiera con paracetamol, porque las cremas me podrían empeorar la tos.

Un poco desesperada llegué a casa buscando algo en los cajones con lo que aliviar la molestia y para mi sorpresa encontré las pastillas con las que aquí pretenden que des a luz, que sinceramente no sé para qué las dan si con 500mg de paracetamol y 10mg de codeína los dolores de parto no se quitan... pero ese es otro tema. Total, que me empecé a automedicar aliviando un poco los síntomas (sí, doctores del universo, entono el "mea culpa") pero la tos seguía siendo fuerte y otras lesiones aparecieron. Mis alumnos, preocupados, me recomendaban que me sentara durante las clases, y al final del día del miércoles pasado el dolor en el costado derecho era casi insoportable. Sí, he dicho costado derecho. El dolor de pecho ya había menguado pero le había reemplazado un dolor fuerte en el costado.

El jueves di clases particulares a mi alumna Emily, es doctora y se ofreció a reconocerme y confirmó nuestras sospechas: pleuritis o pleuresía, como queráis llamar a la inflamación de la pleura. A la mañana siguiente no podía contener el llanto del dolor y mi marido salió antes del trabajo para llevarme a un servicio de urgencias. La historia en la que muchas madres se podrían sentir identificadas es en los tres minutos de autocompasión y sentimiento de miseria al estar solas al frente de la casa y de un bebé con pocas fuerzas para ni tan siquiera salir de la cama (en aquel momento ni para cambiar de postura) y encima dar gracias a que ese día no tienes la responsabilidad añadida de salir a trabajar fuera de casa. Pero pasados esos tres minutos hay que echarle dos ovarios, secarse las lágrimas y salir de la cama. Tomarse las pastillas correspondientes y rezar para que hagan efecto rápido. Remangarse para cambiar el pañal y preparar el desayuno de la criatura que depende de ti, vestirla y adecentarte tú también porque le vas a echar valor y, en un acto de responsabilidad contigo misma, vas a volver al médico.

Al final me subieron las dosis de todo, hubo mejoría el sábado y fiebrón de 40 el domingo, así que vuelta a urgencias y por fin se deciden a mandarme antibióticos, esta vez avisando de que si en dos días no mejoro es posible que me tenga que quedar en el hospital, extremistas, o todo o nada, blanco o negro. ¿Alguna vez os ha pasado? Porque a mi lo primero que se me ocurrió fue ¿¿¿Y quién se va a quedar con mi niña??? Menos mal que aquí no se aclaran mucho y, aunque a los dos días hubo que volver porque realmente no vimos mejoría, tampoco tuve que quedarme porque había cambiado el criterio, pero si me dijeron que deberían hacerme unas pruebas y que podría llevarles toda la noche, pero que sabían que tenía un bebé y si yo lo decidía me darían cita para realizar las pruebas que descartasen una neumonía por la mañana.

Una sola mirada con mi marido decidió la situación y le dije a la enfermera que como madre debía entender que tenía que volver a casa a acostar a mi hija, a darle un beso de buenas noches, que también ese día ella estaba malita... seguramente con los dientes, pero necesitaba de su mami y su papi para ir a dormir, que llevaba toda la tarde con unos amigos mientras en el hospital se ponían de acuerdo para encontrar mi historial. Ahí la situación me abrumó y no pude contener el llanto. Por fin las pruebas que estábamos esperando y las dejo escapar, pero mi niña me necesita. No pasa nada, me las harán mañana; pensé.

Ayer volví con mi marido que había pedido un par de días de vacaciones para poder atendernos a la niña y a mi, pero el criterio de nuevo cambió. Ya no me podían hacer las pruebas pero me cambiaban el tratamiento para que ayudase también con la neumonía si es que estaba ahí, pero todo sin confirmar. La recomendación es que las pruebas las prescribiera el médico de cabecera. Yo no se si a estas alturas de la historia ya habéis perdido el hilo, porque yo sí, y eso que la estoy viviendo en primera persona, pero ya estoy mareada.

Hoy volvemos a ver al médico a ver qué nos dice, pero vamos mi niña y yo solas. Me levantaré con tiempo para hacer tranquilamente todas las tareas matutinas y no perder el bus acompañada de mi bichito. Y volveremos a casa tranquilamente, también en transporte público, pero sin prisas porque me canso.

Pensando en lo que me cuesta estos días hacer tareas cotidianas tan sencillas, me acuerdo de esas otras personas que tienen dolencias más graves y que no son pasajeras. Aquellas que tienen que aprender a vivir su día a día con una enfermedad que no les avisa de cómo se levantarán esa mañana, ni de cómo van a terminar el día. Esas personas que también son madres o padres y que cada vez que amanece se tienen que poner su capa de Superhéroe para dar lo mejor de sí mismos por sus hijos. Olé por ellos y por cómo se enfrentan a la vida. Y sobre todo por la enseñanza que, seguramente sin saberlo, le están inculcando a sus hijos: la superación, la fortaleza, la lucha, el vivir, el reír, el disfrutar de las pequeñas cosas y hasta el llorar cuando hace falta, para que sane el alma.

Aunque yo en parte entiendo de dónde sacan las ganas de enfundarse la capa, y es que esos pitufos, mocosos, llorones y contestones nos cambian la vida; y con solo una mirada, una sonrisa, o un beso hacen que saquemos fuerzas de donde en otro tiempo, no muy lejano, no las hubiéramos encontrado.