miércoles, 18 de diciembre de 2013

Dormir ¿misión imposible?

Llevo unos días que arrastro sueño. Se me cierran los ojos, me duele la cabeza, estoy cansada y no rindo al 100%. Anoche hice guardia... primero me quedé trabajando hasta las 3 de la mañana. Mi hija se acostó sobre las 21.30 y aprovechando su sueño, realicé tareas como la comida del día siguiente, fregar los platos y cenar, pero la más importante y por la que me quedé levantada hasta tarde fue preparar mis clases de hoy, para poder pasar el día con ella jugando, sin la preocupación de cuándo se echará la siesta y cuánto le durará para poder dejar mi tarea preparada.
Sobre la 1 de la mañana me interrumpió para que le diera el pecho, pero poco después de irme a dormir también se despertó. Una charlatanería de palabrejas incomprensibles me desvelaba, y como hasta ahora la teta siempre ha hecho magia, se la enchufaba... Así hasta cuatro veces entre las 3 y las 6 de la mañana, que me despertó entre llantos y gritos, y yo desconcertada sigo sin encontrar la razón...

Los mismos llantos volvieron a las 8 de la mañana... y yo sin descansar, hoy no soy persona. Mi afán por tenerlo todo listo hoy y solo disfrutar de ella se ha visto eclipsado por mi cansancio. Pero ¿qué le pasa a mi bebé? Internet, gran aliado... dice que las madres primerizas duermen suficiente, pero mal. Que me lo cuenten a mi, por ahora no me han dicho nada nuevo. En resumidas cuentas dicen que muchas veces no llegamos a cerrar ciclos de sueño por lo que no descansamos como deberíamos y en muchas ocasiones favorece la depresión postparto. Aconsejan que aprovechemos las siestas diurnas de nuestros bebés para ponernos al día, pero como decía... nada que no sepa ya.


Lo que  me llama la atención son los comentarios. Primero, que no es un caso excepcional de las primerizas, que cada bebé tiene un patrón de sueño diferente y que lo que le funciona a unos niños no tiene por qué funcionar con otros, así que las novatas no estamos a salvo de dormir poco si llegara un segundo hijo...

A continuación me sorprende algo que también comentan las madres sobre ese artículo: ¿Cómo se las apañan aquellas que ya tienen hijos? ¿Si se supone que debes aprovechar el tiempo que duerme tu bebé para descansar tú, qué truco mágico tienen las mamis que cuidan a su vez de otro u otros niños? ¡Vaya reto! Creo que es de admirar...

Y por último, lo que me resulta más impactante, ya que llevo unas cuantas noches notando un desajuste en las pautas de sueño de mi hija, es que hay bebés que pasan por una fase a la que llaman 'luna de miel' y que puede durar hasta el tercer o cuarto mes, a partir de esta época podrían darse despertares fuera del esquema que hasta ese momento hayan tenido.

Algo parecido ya lo había escuchado por boca de otras mamis, que sus bebés de repente cambian las pautas que seguían hasta la fecha. Cada una nos despertamos con ellos a horas diferentes, pero casi todas en algún momento llegamos a pensar que estamos haciendo algo mal o que vamos para atrás en vez de para adelante. Y si a eso le sumamos la de veces que recibiremos preguntas como: ¿Todavía no duerme del tirón? o... ¿Tanto se despierta? La sensación de que estamos fallando nos quedará asegurada. Está claro que no son preguntas con mala intención, incluso nosotras mismas seríamos capaces de hacérselas a otras mamis si tuviéramos la suerte de tener niños dormilones, pero con nuestra falta de sueño acumulada, a veces podemos tomarnos el "todavía" como un reproche.

A pesar de todo, por norma general no tengo la sensación de que algo vaya mal. Creo que las bases no han cambiado desde el principio, mi hija a sus cinco meses sigue comiendo lo mismo, leche del pecho que se digiere en un periquete. Y además es mayor, con lo que supongo que debería estar más hambrienta... pero sin embargo se despierta lo mismo, a veces con suerte incluso menos. Por lo que imagino que el sueño le gana al hambre y nos da algo de tregua. Ya veremos qué tal se suceden las rutinas de sueño una vez que empiece a comer sólidos, ya falta menos de un mes...

jueves, 12 de diciembre de 2013

Vestir para amamantar

Hace un tiempo una amiga que también tiene a otra preciosidad un par de meses menor que mi hija, me preguntó por la ropa que usaba para dar el pecho y la conversación que tuvimos es la que inspira esta entrada del blog.

Sinceramente vestirse para amamantar y poder hacerlo en público sin mucha preocupación y sin tener que llevar un pañuelo que tape a nuestros bebés -que a veces se agobian-, a la vez que nuestro busto, es posible. La técnica que sigo ha sido depurada a lo largo de estos meses, pero no hubiera sido posible llegar aquí sin los consejos de otra amiga que me saca tres meses de ventaja en esto de la maternidad. Ella me recomendó que usara doble camiseta si no quería enseñar tripita cuando me levantara lo que llevara por arriba para dar el pecho. Y prácticamente desde el principio, incluso en verano -también durante la semana de vacaciones en España-, llevé puestas dos camisetas, obviamente con esas temperaturas, la de abajo era básica de tirantes.

La siguiente cosa que descubrí con la experiencia es que levantar camisetas para dar el pecho no está mal, pero si lo que tengo que levantar es un jersey suele suponer un engorro, así que he descubierto que es más sencillo llevar rebecas para desabrochar sobre las camisetas básicas que podremos bajar para liberar el pecho. Así que concretando, las camisetas de botones, rebecas cerradas y camisas abotonadas por delante resultan más cómodas e incluso discretas a la hora de amamantar.

En mi caso considero necesario el tener bastantes prendas para cambiarme ya que, además de que durante la succión mi hija a veces me mancha, siento que mi sudor es más fuerte durante la lactancia. No sé si es normal y si a más mujeres les sucede, pero hay días que me tengo que duchar varias veces tratando de contrarrestar el olor, y por consiguiente cambiarme de ropa. También es cierto que puede ser que el olfato se me haya afinado bastante, porque según mi marido soy un poco exagerada...

Los modelitos de H&M, tanto los de maternidad como los normales, son bastante asequibles y variados, pero lo que más me gusta para el periodo de lactancia son los sujetadores de algodón; cómodos, sencillos y, al ser básicos, no llaman mucho la atención porque parecen sujetadores cualquiera, pero de cada tiranta, no muy gruesa, nace una pestaña en la que se engancha la tela que cubre al pecho y son fáciles de retirar incluso con una sola mano. A diferencia de los sujetadores de maternidad de toda la vida no son nada aparatosos, e incluso me atrevería a decir que son estéticos.

Ser madre no significa tener que cambiar de estilo, ni siquiera durante el embarazo. En la actualidad, cada vez más cadenas de ropa se implican en el diseño de prendas con tallaje y comodidades para ese periodo de la vida por el casi todas las mujeres desfilan, la maternidad. 

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Cuando los dientes se hacen notar

Un día tonto lo tiene cualquiera, y puede poner los nervios de punta a todo el que le rodea. Pero si encima el que tiene el día tonto es tu bebé y no te deja hacer nada... mejor nos tomamos una tilita.
Y hoy es uno de esos días en casa, cuando siento que ya no sé que hacer para entretener a mi hija... y que ahora sentada frente al ordenador con ella en brazos parece relajarse con el sonido del teclado... ¡Oh! no, por Dios que no quiera ser periodista... aunque de aquí a que ella tenga que elegir qué quiere ser en la vida, la profesión se habrá reinventado. 

Volviendo a su tontería... hoy se entretiene con poco, se muestra cansada e irritable ¿serán los dientes? Llevamos mucho tiempo con señales de dentición, babeo máximo y chupa y muerde todo lo que encuentra. Pero todavía ni una mijita blanca asoma por su encía. Por recomendación médica usamos una pomada para aliviar el dolor que contiene lidocaína, a esta se le ha sumado desde hace unos días otro medicamento homeopático, unos polvitos de camomila que contienen lactosa, tras haberlos probado personalmente no saben a nada, mientras que la pomada tiene un ligero sabor a anís. Sin embargo, creo que no son comercializados en España en tiendas al uso. Aunque creo que sí los podéis encontrar por internet. 

Mientras buscaba por internet si estos productos se vendían en territorio español, he encontrado algunas historias espeluznantes sobre la dentición y algunas prácticas médicas antiguas. Al parecer la dentición se consideraba como uno de los motivos más frecuentes de mortalidad infantil.  La tendencia en el pasado para atribuir una enfermedad grave a la dentición era tan frecuente que en 1842 fue causa de muerte registrada en el 4,8% de todos los bebés que murieron en Londres menores de un año, y el 7,3% de los niños entre uno y tres años.  Aunque por lo que he podido leer sobre el tema, más que debido a la aparición de sus primeros dientes, seguramente morirían debido a daños colaterales causados por las ampollas y sangrados que se les efectuaban, pensando que de esa forma les ayudarían. Incluso desde el siglo XVI y hasta entrado el siglo XIX se les realizaban punciones en las encías, introducidas en la medicina bucodental por un cirujano francés. Menos mal que los tiempos han cambiado y la medicina ha evolucionado, ya solo falta que los remedios que en Reino Unido se usan tan popularmente lleguen a las farmacias españolas.